POEMAS , RELATOS Y RECETAS.

lunes, 28 de marzo de 2011

LADRÓN DE GUEVARA

Ladrón de Guevara, ese es el apellido de la familia de mi abuela paterna, ella se llamaba Encarnación Prados Dominguez o mejor dicho Encarnación Prados Ladrón de Guevara.
La historia se remonta a finales de 1880, el abuelo de mi abuela tenía este ilustre apellido, pero poco dinero, vivía en  Sevilla, ya que esta parte de mi família era Sevillana, un rico sevillano que tenía bastante dinero pero un  apellido más bien normal le propuso el cambio de apellidos, mediante claro está, una cantidad  de dinero, el trato quedó cerrado y mi tatarabuelo  entonces dejó de apellidarse
Ladrón de Guevara y pasó a tener de apellido Domínguez.
Ésta historia la he oído contar montones de veces en casa de mi abuelo Juan y de la boca de mi padre, mi bisabuela Ana María, madre de mi abuela Encarnación a la que llegué a conocer, ya que por desgracia  a mi  abuela no, me contaba a mi poco entender (pues cuando ella murió yo tenía seis años, mi primo Gabriel cuatro, mi prima Encina dos y mi tía Ana estaba esperando por aquellos entonces a mi prima Encarna), que ella era descendiente de los Ladrón de Guevara, su hermano Manuel vivía en Sevilla  era sargento de la Guardia Civil.
La recuerdo, con aquél moño alto que se peinaba en la cabeza y con aquellas faldas que les llegaba hasta los pies, siempre estaba leyendo aquel libro que yo conservo de casi 1500 páginas, llamado " La cruz del redentor " Era una mujer muy culta a la que la vida la castigó severamente, tuvo tres hijos  Salvador, Antonio y Encarnación  Prados  Dominguez, mi abuela y  los tres, fallecieron antes que ella abandonar este mundo, Era de Sevilla, por eso a sus hijos les llamaban en Baños los sevillanos, según me contaba sus hijos fueron los que hicieron que en Baños se conociera el fútbol, ya que en Sevilla jugaban con sus primos y fundaron lo que seria el primer equipo de fútbol Bañusco.
MI ABUELA( DE PIE )  CON SU PRIMA EN SEVILLA




Su hermano Manuel, el único ya que sólo eran dos hermanos, que se hizo muy famoso, en Sevilla  por que capturó en la serranía de Ronda a un bandido, que no bandolero apodado" Ropasuelta " éste,  tenía atemorizada  a la gente de esa zona ya que había matado a varias personas entre ellas un sargento, entonces le ascendieron a Sargento y recibió una considerable cantidad de dinero,  con él, cambió de casa al centro de Sevilla, en la calle  Mateo Gago,  tenía una tienda de muebles de ahí que tuvieran los  números 4 y 6, uno la casa y el otro la tienda, decía que era muy cerquita de la Catedral de Sevilla.
Los biznietos del  hermano de mi abuela  Juan e Isabelita,  primos segundos de mi padre, vinieron a mi boda desde Sevilla ya que a pesar de la distancia y la poca parentela que existe, nunca dejaron de tener comunicación, pues mi padre hizo la mili en Sevilla y cada noche iba a dormir a casa de la prima de mi abuela, le lavaba la ropa y siempre dormía  allí, éstos me trajeron un cenicero de cristal de roca y plata de regalo, que aún conservo.
Los dos varones en la guerra Civil Española se les fueron, Antonio murió camino del exilio a Francia y a Salvador  nunca más volvió a verlo con vida, eso sí se escribían largas cartas desde Francia que recibía siempre abiertas y sin remite y selladas en distintos sitios  para no dar pistas de donde se encontraba y su hija, mi abuela Encarnación murió también muy joven. Creo que es lo peor que le puede pasar a una madre, ver morir a sus hijos antes que ella.
yo sí llegué a conocer a mi tío Salvador, volvió a Baños después de treinta y cinco años de exilio en Francia, le encantaba jugar al ajedrez, pero en Baños había poca gente que supiera, solo jugaba con Patricio este hombre daba clases en verano en su casa yo fui dos años, mi tío Salvador  me enseñaba  francés ya que por aquella época yo estaba estudiando primero de bachiller, se hizo una casa aquí en Baños al final de la Calle Canteras y sus restos están enterrados aquí en el cementerio de Baños como era su deseo


Recuerdo  que mi bisabuela, Ana María Ladrón de Guevara, cuando cobraba su pensión siempre me daba una moneda de diez reales, decía
- Esto para que lo metas en tu hucha .
Me leía cuentos, me enseñaba a contar con los dedos.
Y juntas merendábamos mortadela de lata " la Pamplonica" a las dos nos gustaba mucho...
Recuerdos de tiempos pasados que al pasar los años a medida que nos vamos haciendo mayores le damos más importancia , siempre estuvieron ahí, lo oímos contar infinidad de veces en casa.