POEMAS , RELATOS Y RECETAS.

sábado, 6 de octubre de 2012

EL CANTARILLO


Era pequeño mi cantarillo, muy parecido al cántaro de  mi madre, al igual que yo a ella.
Esta historia es mitad ficción, mitad verdad.

Había una vez una niña llamada María en un pueblo llamado Baños de La Encina, precioso donde los halla con un castillo milenario llamado Burgalimar con catorce almenas y una llamada del homenaje, pero que en Baños era y es conocida por almena gorda, tiene también una iglesia la de San Mateo, una Ermita la del Jesús del llano, con un camarín barroco hermoso, único, un santuario entre olivos con una patrona chiquitita, muy guapa con su niño en brazos, la virgen de la Encina, antes de llegar hay una ermita pequeña Jesús del camino, también tiene  un molino de viento,con grandes aspas semejantes a aquellas que un día Don Quijote batió en batalla pensando que era gigantes y un pantano grande el Rumblar.

Este es el pueblo por donde se movía aquella niña, a ella le gustaba ir con su madre a la fuente  que había en su calle a por agua con aquel cantarillo, hacer cola junto  a su madre y cuando esta se lo llenaba ponérselo en la cadera al igual que su madre, llenar la pila para lavar la ropa, los barreños para después aclararla, los fregaderos de la cocina para fregar los platos y por último dejarlos llenos en las cantareras, para uso doméstico.
Cada mañana esa era la tarea antes de empezar con la limpieza diaria de la casa.
Un día faltaba agua, poca eso sí, con un par de cantarillos de los ella se solucionaría,hasta la mañana siguiente, así que cogiendo su cantarillo, se fue para la fuente, ya estaba anocheciendo y en la calle había poca luz, había un hombre bebiendo en la fuente, ella cautelosa se acercó ya que su madre siempre le estaba advirtiendo que tuviera cuidado con la gente estraña, (no conocida del pueblo)dijo
- Buenas noches señor, este le respondió
- A las muy buenas niña, ya veo que vienes a por agua con tu cantarillo, ella contestó 
- Si señor es que nos ha faltado hoy y vengo a por un par de cantarillos
- Pues llénalos, que yo voy a descansar, esta cuesta me ha agotado ¿como se llama la calle?
- Fernando lll el santo, pero es mas conocida como la cuesta de la calle Mestanza
- ¿Como te llamas ?
- María , respondió la niña.
- ¿Y que edad tienes ? 
- Seis años.
 Mientras seguían charlando de cosas del pueblo, el castillo, el convento donde estudiaba,  María llenaba su cantarillo 
- Ya está se llenó, voy a vaciarlo y vendré a por otro
- Hasta luego señor.
Cuando María volvió ya no estaba el hombre en la fuente, pero quedó impresionada por su aspecto, no le dio miedo a pesar de las advertencias de su madre con el tío del saco, ese que decían se llevaba a los niños metidos en el, cuando andaban más tarde de lo que les dejaban sus madres jugar en la calle y estaba anocheciendo, es más le dio lástima aquel hombre harapiento con unas sandalias muy gastadas, se veía que había andado mucho con ellas, unos calcetines que es su día fueron blancos, un hábito marrón descolorido,  con un cordón blanco atado a la cintura y un crucifijo pequeño sobre su pecho, le recordaba a las monjitas con las que estudiaba, seguro por su cara que no habría comido.
No comentó nada en casa, pues sus padres le habrían regañado por entablar conversación con alguien desconocido.