POEMAS , RELATOS Y RECETAS.

viernes, 12 de octubre de 2012

EL CANTARILLO 3

No quiso decir a nadie que había hablado con un extraño, pero aquella cara le inspiraba confianza se le veía buena persona, puede que su cara le recordara a su abuelo, pero sin barba al que quería y admiraba..
María se puso malita esa noche, como tantas veces con uno de aquellos ataques que le daban cada vez que le subía la fiebre, tenía pocas defensas, eso argumentaban los médicos y perdía el conocimiento, sus padres estaban siempre alertas y con un miedo atroz ya que era su única hija, en aquella ocasión no llegó a perder el conocimiento, pero deliraba hablaba con alguien cosas que sus padres no entendía, 
-Si señor (decía)
_Haré lo que me diga,
_Se lo prometo, un día iré,
_ No tengo fuerzas, ayúdeme usted(pero no conseguían saber nada más).
Cuando pasó aquella crisis, una más, le preguntaban qué decía y ella no se acordaba de nada...

Pasaron muchos años un día fue de excursión a Granada con su colegio y compañeras de clase, tendría 12 años y había unos carteles con unas fotos, el corazón le dio un vuelco, sí era él, aquel hombre que había en la fuente, el mismo que conoció en la fuente cuando con su cantarillo fue a por agua y al día siguiente ella le dio su cucharro y que tanto él agradeció.
No comentó nada pero en el fondo estaba contenta de volver a verlo aunque fuese en aquellos carteles, en sus sueños, mejor dicho en su delirio cuando estaba con tanta fiebre, él estaba  a su lado, dándole ánimos, le decía que tenía que vivir, aún le quedaba mucha vida por delante, más no pudo ir a verlo ya que la excursión estaba programada, irían  a la Ahambra, al Generalife a la Catedral y  ver y pasar el día en Granada.

Después pasaron muchos años hasta que un día lo vio en una estampa, sí era él no le cabía mayor duda, ahora sabría más cosas de él, en la estampa venía su imagen, y por detrás una oración.
Entonces comprendió que él nunca estubo en Baños, ni en la fuente, ni en el colegio, ni tan siquiera aquél día le dio su cucharrillo, fue su imaginación, las dos veces que lo vio, esas noches les dio aquellos ataques que  de niña más de una ocasión la dejó muerta y él estaba a su lado, sin saber quien era confió le ayudó en esos duros momentos.
A partir de esas noches ya no le volvieron a dar aquellos ataques, los médico decían que ya había pasado el peligro de que se quedase en uno de ellos, otros decían que al primer paso para el desarrollo se le irían quitando.
Sólo ella sabía que aquellas crisis de ataques que tanto temía su madre que le dieran y que al menos en dos ocasiones se quedó con la mortaja preparada, desapreció cuando le conoció a él, el día que iba  a la fuente con su cantarillo, el día que lo volvió a ver en la cruz de las azucenas, nadie más lo vio en Baños, solo ella.
Ahora ya es mayor María, creció, se enamoró, se casó y tubo hijos ya hasta una nieta .
Ya sabe quién es ese hombre de cara  amable, con barbas blancas, sandalias con calcetines zurcidos y que un día le habló, por siempre le estará eternamente agradecida, con sus palabras de aliento que solo ella conocía, sus manos sobre su frente, María consiguió salir adelante.
Gracias Fray Leopoldo.

EL CANTARILLO 2


Al día siguiente cuando iba camino de la escuela de las Hermanas Apostólicas De Cristo Crucificado que era donde estudiaba, se llevó la sorpresa de volverlo a ver, estaba sentado en la cruz de las azucenas monumento cercano al santuario de Nuestro Padre Jesús del Llano, es una gran cruz de piedra  con escaleras en forma de pirámide, allí se sentaban los hombres a charlar de las novedades del pueblo, a pasar el día una vez ya jubilados, ambos se reconocieron, el hombre le dijo 
-A los buenos días María ¿vas para el colegio?
-Si señor, hasta luego.
No dijo nada más, era tarde y ponían falta a las niñas que no llegaban a tiempo de formar fila para entrar a clase al son del picú (un toca discos) .
Al salir del colegio para el recreo, cosa que hacían las niñas alrededor de la lonja que rodeaba el santuario y el colegio, estaba aquel hombre en el mismo sitio, María se le acercó y le dijo 
- ¿Ha comido usted ?
-No.
Respondió aquel hombre
_pues tome mi  cucharrillo de aceite con chocolate (bocadillo)  yo hoy no tengo  ganas de comer. El hombre se lo agradeció y empezó a comer pausadamente
_Gracias María, te lo agradezco no he comido hace ya...Bueno no me acuerdo.Vengo a conocer a las hermanitas, mi  misión en esta vida es pedir limosna para ayudar a los pobres, yo no necesito nada, por cierto mi nombre es Francisco Tomás 
_¿ y viene de muy lejos ? preguntó María, 
-Pues sí, vengo de Granada aunque soy de Málaga de  un pueblecito de la serranía de Ronda, ya ves cuando me hice fraile capuchino dije que me dieran los quehaceres que quisieran, me gusta el campo, la huerta, pero pedir la verdad es que daba un poco de vergüenza, eso de ir de casa en casa y ya ves quiso la voluntad del señor que este fuera mi quehacer diario, pedir para los pobres, ahora me alegro por que esa es la mejor opción que me pudieron dar, servir a Dios por medio de mi limosna recogida de la gente de buena voluntad, el destino ha querido que viniese a este pueblo, venía por la carretera en un camión que me recogió a las afueras de Jaén, iba para Úbeda a visitar la tumba de San Juan de la Cruz, pero me pasé de desvío y al ver este castillo vuestro en la lejanía me llamó tanto la atención que decidí venir a conocerlo, más, cuando me dijeron que había un convento de monjitas, me alegré y aquí estoy para conocerlas.
_Bueno le dejo señor Francisco, es la hora de entrar a la escuela, el recreo se ha terminado, hasta luego.