POEMAS , RELATOS Y RECETAS.

domingo, 1 de marzo de 2015

EL REFUGIO 3

Así, pasaron casi tres años, hasta que un día, Ana descubrió que estaba embarazada, pusieron medios para que esto no ocurriera , pero la naturaleza sigue su camino y por mas que nos empeñemos es esquivar un destino al final vamos a él.
Los primeros meses fueron horribles, vómitos, mareos, faltaba horas a su trabajo, las ojeras le denotaban que algo en su organismo no iba bien...
Rafael se quedo mirándola, justo cuando improvisadamente ella acariciaba su barriga y le dijo.
_¿ Que te pasa Ana ?
Se sobresaltó al tiempo que dijo.
_Nada Don Rafael.
_No es que me importe pero dime ¿ de quien es el hijo que esperas?
Ella se puso roja como la grana, no entendía como había averiguado la verdad, seguro que la observaba mas de lo que creía.
Comenzó a hablar .
_Niña de sobra sabes que puedo ser tu padre, que lo que dicen en el pueblo es cierto, soy mutilado, no podría hacerte nada aunque quisiera, en estos años me he ido enamorando de ti, eres buena y se que tienes un secreto a voces, yo podría acallarlo, cásate conmigo y nada te faltará a ti y a esa criatura que llevas, dentro de nada se te notará y seguro que ese desvergonzado te ha dejado tirada cuando le hayas dicho que esperas un hijo.
Ella comenzó a llorar, el se acerco y la acarició, de pronto vio una luz de  salida a su situación, le mentiría a Don Rafael ,le diría que un mozo  la había embaucado,  engañado y se había marchado del pueblo.
Le escuchaba atentamente mientras le acariciaba las manos y ella se dejaba.
_No le digo nada a su proposición, déjeme que me lo piense no por mi, sino por usted, no puedo dejarle caer el peso de mi desdichada actuación.
Estaba deseando llagar a casa, contarle a su madre y a Juan lo que le había propuesto Don Rafael, Juan puso el grito en el cielo, por nada del mundo dejaría que nadie se hiciera cargo de un hijo suyo y mucho menos de su novia, a su madre no le pareció descabellada la idea, trató de convencer a Juan de que era lo mejor para los dos, en la situación en que se encontraba en busca y captura no encontraba otra solución  y poco a poco fue cediendo, entre los tres, empezaron a armar aquel complicado puzle.
Su madre fue a hablar con Don Rafael.
_Don Rafael déjeme decirle que me causa mucha vergüenza esta situación, mi hija me ha contado su proposición, ella me ha pedido que hable con usted, dígame que es lo que se propone con ella.
_Veras Juana, yo no quiero hacer infeliz a su hija ni quiero saber la historia de su embarazo, solo se que la quiero, que no voy a poder cumplir como hombre con ella, pero ella me va a dar a mi lo que siempre he querido, una familia un hijo y yo a ella, un apellido a esa criatura y una comodidad para ella de por vida, por mis años no creo que dure mucho y se quedaría bien situada  a cambio de yo poder hacer un sueño realidad.

EL REFUGIO 4

Prepararon todo entre sus hermanas, ella y su madre, el ajuar que había ido bordando,con mucha ilusión para en un día compartir con Juan, se fue sacando de los viejos baúles, lavando y planchando, Juan estaba triste, malhumorado, ese cariño y ternura que al saber que iba a ser padre le había cambiado el carácter, ahora se tornaba en agresividad, no quería ver a Ana, pero se preguntaba que podría hacer estando en la situación de busca con pena de muerte.
Los días de la boda se iba acercando y él se consumía de celos, de impotencia, solo le pidió una cosa, verla vestida de novia y ella se lo prometió, en la madrugada previa a la boda cuando todos dormían  cogió su vestido y velo, bajó a refugio, allí se lo puso delante de él, Juan lloraba mientras la abrazaba, su niña, su novia, su hijo iban a ser de otro, sabia que no se podría entregar a él, pero la sola idea de imaginarla del brazo de otro camino a la Iglesia, compartiendo su cama, sus caricias, y sus besos? lo ponían mal, ella se entregó a él como nunca lo había hecho, pasaron casi toda la noche juntos y al oír las voces de su madre muy temprano, recogió todo, besó en la frente a Juan que dormía y en camisón subió aquellas escaleras que daban al dormitorio de su madre.
Juan en el refugio sentía todos los preparativos, las voces  de alegría de las hermanas de ella, cómo iban llegando gente, en el pueblo no se hablaba de otra cosa que  fuera la boda de Don Rafael con Ana, la chica que iba a limpiar su casa, había conversaciones para todos los gustos, que si ella lo había embaucado, que si él se había encaprichado de ella desde el primer día, incluso alguna lenguas viperinas que estaba esperando un hijo suyo.
Estaba preciosa vestida de blanco, el velo le tapaba la cara y las lágrimas caían por su mejilla, abajo, justo debajo también lloraba Juan, estuvo dos veces en el último peldaño de la escalera, para gritar que se detuviera todo, que era su novia y por supuesto el hijo que esperaba de él, pero la promesa de la noche anterior a ella le contuvo  por dos veces, no sabría cuando la volvería a ver, y eso le enrabiaba mas aún, ella se iría a vivir a casa de Don Rafael y ya no bajaría a verle cada noche, como dormía en el dormitorio de su madre y en la misma cama, por las noches con la complicidad de su madre, estaban casi siempre juntos y ahora que pasaría?.
Fue una boda en la que no faltaba de nada, Don Rafael se preocupó de hasta el mas mínimo detalle, flores para la Iglesia, un banquete por todo lo alto, y un traje de novia que encargó a una modista  sin escatimar en tela y adornos, a el también le hicieron un traje elegante, era su boda, una boda fictica, todo apariencia, pero era lo que siempre había añorado, una mujer, un hijo todo cuanto quería conseguir y sabia que nunca tendría, Ana se lo iba a dar todo a cambio de un apellido a su hijo, en el fondo daba las gracias a Dios por que aquel mozo del que no sabia nada, no hubiera querido hacerse cargo de ella y su hijo, es verdad que se preguntaba quien sería el desgraciado que le podía hacer eso a una criatura angelical como Ana, pero a esas altura nada le importaba ya, en unos minutos ella llegaría a la Iglesia, Ana le daría el "SI QUIERO" y seria su mujer, de nadie mas, por que aunque sabía que el no podría hacerle nunca el amor, la tendría cada noche entre sus brazos...
Unos minutos mas y todo sería como el había soñado.