EL SITIO VACÍO

 Ya han pasado varios meses, tu sitio sigue vacío, nunca lo volverás a ocupar al igual que el sitio de mama, pero en mi corazón siempre estaréis. Siempre miraré esa silla vacía sin vuestra presencia, en los momentos felices cuando nos juntábamos todos alrededor de la mesa, en las comidas de los cumpleaños, en la Navidad y en cualquier momento para celebrar algo, en el que siempre habéis estado presente. 

Tú hace poco que te fuiste de mama hace 10 años pero parece que fue ayer, nos habéis dejado huérfanas a mi hermana y a mí . Yo tengo a mis hij@s y nietas, mi hermana solo a su marido y su Yunior.

Quiero recordaros con ésa sonrisa cuando iba a vuestra casa, siempre esperando, siempre.

La ausencia de vuestras hijas, que por abatares del destino, se fueron de vuestro nido, en mi caso a muy temprana edad, primero de vuestra casa, cuatro años más tarde del pueblo, y ya nunca volvió a ser lo mismo.

Vuestra  llamada los domingos en casa de mi vecina M. Carmen, cuando vivía en Madrid, en  Daganzo de Arriba.

Más tarde, la llamada diaria mañanera de Mama, en la Carolina sabía la hora que llegaba a la oficina...

Cuándo ella partió, te  recuerdo a tí esperando, al principio en tu cuatro latas, enfrente de mi casa, escuchando la radio, para comer, yo bajaba de la Carolina y comíamos los tres juntos, más tarde cuando ya no podías coger tu coche, esperando en tu sillón, a que te llevará la comida, y que cara ponías al ver lo que tocaba comer, porque todo te gustaba..

El rincón de mama, siempre será su rincón, donde la inmovilidad de sus piernas, no le impedía hacer primores de ganchillo, la tele la ponía como fondo, mientras sus manos tejían, colchas, pañitos  y  patucos para todos.

Me habéis dejado un legado inigualable, vuestra enseñanza, el buen hacer en educarnos a mí hermana y a mí, ese que al principio no das importancia, porque es rutinario, ha hecho que sea como soy, a querer a mí familia ante todo, y enseñarles lo que me habéis enseñado, el respeto al prójimo, a estas alturas de la vida, ya no sé si soy creyente, pienso que algo debe de haber, pero si los Católicos dieran ejemplo, no habría hambre y miseria en el mundo, porque venderían todo el legado de las iglesias, y estas desaparecerían. Como tampoco creo en el karma, a veces ni llega, o lo hace demasiado tarde.

Crecí en una nube de algodón, fuì una niña enferma, rodeada de mucho cariño, por parte de mis tres abuelos (a mí abuela Encarnación no la llegué a conocer) y mis padres, ni que decir tiene de los vecinos, la Encarnita era la muñeca de todos Ellos, vivaracha, despierta, simpática, (según decían) me encantaba bailar y cantar, con menos de dos años hablaba correctamente, fui aplicada en la escuela, y creo seguir siendo, porque a mis 66 años he sacado un sobresaliente en Geografía, en  la Escuela de Adultos de Baños de la Encina, Jaén, el pueblo donde nací, me quiero sacar la ESO, saqué  mis estudios primarios con notable y más tarde Cultura General a distancia, con sobresaliente, me iba a examinar a Úbeda, a la SAFA, colegio donde cursan hoy mis nietas pequeñas sus estudios, y todo gracias a mis padres, que me enseñaron que el saber no ocupa el lugar y nunca es tarde para aprender.

Vuestro sitio, nunca desaparecerá en mi corazón, ni en mi memoria mientras la tenga...

Mientras el cuerpo me haga sombra.

He querido dar la misma enseñanza que  me disteis a mis hijos, pero es tan difícil ser padres.

Y enseñando lo mismo, a los hijos, luego salen de diferentes maneras, pero desde luego ésas palabras, ésas enseñanzas quedarán ahí, las mismas que darán a sus hijos.

Muchas veces me he sorprendido diciendo las mismas palabras, que yo le regañaba a mi madre que no lo hiciera, y más me sorprende que mis hijos, digan las mismas al regañar a mi nietas, y es que éstas quedan grabadas en nuestro subconsciente.

Y vuestro amor, sigue vivo en vuestros nietos y biznietas.

Hoy día de Reyes, quiero recordaros, ya no estáis para darme esos pequeños regalos, que siempre nos hacían falta, no lo que ahora se regala a los niños, en que solo les hace ilusión abrir los paquetes, a veces tantos, que ni les dan interés y que olvidan en un rincón, nada más abrirlos...

De niña, una muñeca, un paraguas, o una cartera para el colegio, un pijama, etc, era lo más, de lo más, más tarde dinero para en las rebajas ir a la Linares, a la Meca de los pantalones, y comprar tres por dos, dos para mí y uno para mí padre, o el abrigo que al pasar por el escaparate, se me iban los ojos detrás de el y con suerte no lo hubieran vendido...

Aunque siempre recordaré uno, muy importante, un día seis de Enero, me trajeron de regalo los reyes magos, mi primera regla, con 12 años me convertir en mujer, atrás quedó aquella niña soñadora.

Mis recuerdos, a medida que cumplo años están cada día más presentes.

Y hoy más que nunca, al ser las primeras Navidades ya huérfana, de Padre y Madre, en ese sitio, en esa silla vacía, habéis estado más presentes que nunca.

Gracias Papa 

Gracias Mama...