Pero hoy no sé por que, después de muchos años, al tenerla entre mis manos la abrí, era como volver al pasado, recordar cuanto amor, ternura guardaban aquellas lineas guardadas en viejos sobres numerados según su llegada.
Las leo del numero menor al mayor y la intercalo con las respuestas que él me daba a vuelta de correo.
Cómo es posible que olvidemos esos sentimientos adolescentes o peor aún como se puede quedar en el olvido tantas palabras de ternura, de ansias de poder coger sus manos entre las mías, acariciar su cara, decirnos .
¡ Cuanto te quiero!.
Eramos niños, él tenia 18 años y yo iba a cumplir quince, cuando empezamos a salir, pero me consideraba una mujer a su lado,( pobre de mí) cuando tenía edad de jugar a las muñecas y a las casitas, nosotros ya estábamos planeando casarnos.
Esos dos meses sin vernos fue una tortura para los dos y el único consuelo a las ausencias eran las cartas, no había teléfonos en las casas o pocas lo tenían, había que ir a la Casa de los Teléfonos de Ana y su hija Marilena, el problema es que yo no sabia donde me podría llamar en Barcelona.
Leo y vuelvo a leer sus cartas y siempre al despedirse la misma frase escrita.
_Ven tu o voy yo, por que no puedo pasar ni un día más sin verte.
Esa ilusión de cartas en el buzón o por debajo de la puerta, se ha perdido, solo se reciben facturas, avisos de cobros, certificados de hacienda, etc, recuerdo que para Navidad las tarjetas de felicitación eran muchas y las poníamos con una cinta colgada en el árbol de Navidad.
Yo puedo leer éstas cartas de amor, pero los jovencitos o no tan jovencitos ¿cómo se acordaran de esos momentos mágicos?, en el wasas se perderán, ni el los msm, ni los e-mail a o ser que los impriman...Me quedo con aquellos tiempos y mis cartas.
Han pasado 41 años y aún me emociono al leerlas.
Y ¡sorpresa ! me encontré entre ellas mi carné de alumna, estudié Cultura General, por distancia, lo tenia que presentar cuando iba a examinarme a Úbeda, al Colegio de La Sagrada Familia (SAFA) ahí tenia catorce años, justo cuando lo conocí.
Es bonito recordar, y pensar que un día tuvimos una ilusión.