POEMAS , RELATOS Y RECETAS.

domingo, 22 de agosto de 2010

EL PILAREJO DE BAÑOS DE LA ENCINA





Hay varias historias sobre la encantá del pilarejo, la que más he oído era la historia de unos amantes que se encontraban a escondidas en el pilar, ella iba vestida de blanco a encontrarse con su amado y el cabello suelto que le llegaba hasta los pies, en la noche con el reflejo de la luna todo aquel que se la encontraba salía corriendo pensando que era un alma del más allá, esta historia es mitad verdad mitad ficción, pero lo que voy a narrar es verídico.

Mi padre cuando tenía 9 años para ayuda de la economía de la casa se dedicaba a la recogida de cabras y ovejas de casa en casa, aparte de llevar las suyas propias para que comiesen hierba en primavera o pasto seco en verano, por cada oveja o cabra le daban al mes 1 peseta, como anécdota diré que él aprendió a escribir y a leer con recortes de periódico mientras guardaba el ganado, nunca fue a la escuela, siempre iba con otro chiquillo de la misma edad que también llevaba cabras y ovejas como él. 


Un día al amanecer, ya que salían en verano de Baños a las 6 de la mañana, se quedó adormilado cuidando el rebaño, ese día no se encontraron  a nadie por el camino del pilarejo pues a diario se encontraban con mujeres que iban a lavar la ropa al pilar, o a por agua con cántaros, nunca iban solas siempre iban dos tres, por miedo a la leyenda de la encantá o a hombres con mulos o borricos con cántaros que llenaban en el pilar para regar o para sus casas.

Era un día raro estaba nublado ya a finales de verano, de pronto un ruido enorme lo espabiló, todo se hizo oscuro de repente y un viento empezó a silbar que retumbaba en aquel barranco del pilarejo, se había desencadenado una tormenta de verano, de pronto un rayo cayó cerca de él,  que dejó fulminado al perro y a tres ovejas de su compañero,  empezaron a correr cerro arriba dejando allí el ganado y no pararon hasta llegar a sus casas, cuando contaron lo que habían vivido, sus padres no se lo creían hasta que bajaron al pilar y comprobaron que había dicho la verdad, ese día como suele decirse volvió a nacer, siempre me lo cuenta  como anécdota.
Nunca vio nada raro en el pilarejo y nunca le tuvo miedo a ese sitio, pero desde ese día no volvió con las ovejas al pilarejo en mucho tiempo, en el barranco sonaban los truenos como si se fuera a hundir.

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