Estábamos mi nieta y yo sentadas en la cocina jugando con
sus bebes gemelos Hugo y Marta, acababa de cambiarles los pañales y me dijo: Abuela hoy es el cumpleaños de
ellos y tenemos que hacerle una tarta.
Recordé viejos
tiempos de niña en que mi mundo eran mis muñequitas, primero hechas de trapo
por mi abuela Juana, los ojos eran dos
bodoques negros y la forma de estos hechos de punto atrás al igual que las cejas y
pestañas, la boca con hilo rojo, la
nariz dos diminutos puntitos, el pelo
cosido con lana negra a la cabeza, y yo le hacía trenzas iguales a las mías, no le
faltaba de nada, tenia sabanitas hechas de punto de cruz para aquella
improvisada cunita de caja de cartón de unos zapatos, con su colchón y almohada, rellenos de un poco de lana cogida
del colchón de mi madre , pijama para dormir y que le ponía cuando nos íbamos a acostar, varios vestiditos, pantalones y jerséis de lana hechos por mi madre...
No sabía cómo le podía hacer esa tarta, mire en nevera y muebles de cocina, tenia justo lo que necesitaba, hasta velas guardadas de
otros cumpleaños, así que nos pusimos
manos a la obra, sentamos a Hugo y Marta en el sillón juntitos para que no se perdieran detalle de
su tarta de cumpleaños y ella de vez en cuando se volvía y les decía :Portaros bien que si no, no os
hago la tarta, estaba graciosa le puse
uno de mis delantales, cuando acabamos parecía la cocina un campo de batalla cacharros por todos los
lados, harina por el suelo y hasta mi
niña y yo la teníamos en la punta de la
nariz una poquita puesta por mi y por ella parecíamos dos payasitos, luego miraba de vez en cuando
por la puerta del horno para ver cómo iba subiendo su tarta eso si, sin abrir la puerta.
INGREDIENTES
CUATRO HUEVOS
MANTEQUILLA
AZUCAR
SAL
HARINA
ALMENDRAS CRUDAS PELADAS 200 gramos
BICARBONATO
ACEITE
LECHE
RALLADURA DE UN LIMÓN
CANELA
Calentamos dos cucharadas de las llamadas soperas de
mantequilla en el microondas
Ponemos el horno a 200 grados, para que se valla calentado,
arriba y abajo, mientras preparamos la masa.
Con la batidora molemos las almendras, para que se hagan bien
y no se peguen a las cuchillas le
ponemos una poquita leche.
Se separan la claras de los huevos de las yemas y estas se
montan a punto de nieve.
Rallamos un limón.
Una vez que tenemos
rodo esto hecho, empezamos añadiendo a las claras las yemas, una pizca de sal, la
mantequilla y mezclamos con el brazo de la
batidora.
Seguimos echando
ingredientes, el azúcar, (como diez cucharadas soperas) la canela (Una cucharilla de las de café), la
ralladura del limón, las almendras molidas y limpiamos el recipiente con medio vaso de
leche, metemos otra vez el brazo de la batidora y molemos, por último la harina, esta según admita, no todos los huevos tienen el
mismo tamaño, como orientación unas ocho o diez cucharadas soperas y una
cucharilla de las de café de bicarbonato y mezclamos bien todo.
Untamos el recipiente con aceite y con papel de cocina para que quede bien impregnado.
Echamos la masa al molde y espolvoreamos con almendras
laminadas, si no tenemos, se puede espolvorear con azúcar, metemos al horno y a esperar que se hornee,
Mi nieta estaba impaciente, quería abrir el horno, para ver
si ya estaba, mientras ensayábamos el
cumpleaños feliz.
Cuando ya parecía estar hecho abrimos la puerta, metí un cuchillo para ver si estaba por dentro
cocido y mirar como quedo el dulce de
almendras que le preparamos a los gemelos. Hugo y Marta, tengo que decir que
los nombres los ha copiado de los gemelos
que han tenido unos amigos de su padre (mi hijo) Silvia y Juli.
Así que
improvisamos el cumpleaños de los
muñequitos de mi nieta y los mayores disfrutamos de un pastel de almendras con el café.