Las cosas, no se miden por precio, si no, por el valor que les queramos dar.
Los momentos no vuelven, cada hora, minuto, segundo que pasan, vívelos, aspiremos fuerte la vida, disfrutar de ese instante.
El ocaso siempre llega, la existencia es un continuo ascender, que va lentamente hasta que se llega a la cima, entonces, comienza el descenso, vertiginoso, y volvemos al punto de partida.
Nacemos de la nada y a la nada volvemos, nuestra estela en la vida, depende de nosotros, la huella que dejemos, será el reflejo de lo que hemos dado, de lo que hemos sido.
El tiempo pone a cada uno en su sitio, aunque a veces llega tarde, o se queda en agua de borraja, y piensas que no vale la pena esa espera, el karma no existe.
Lo que verdaderamente es cierto, es nuestra conciencia, nuestra mejor consejera, y aunque queramos acallar, ella insiste, de nosotros depende, ser justos.
Cada primavera
Todo, se repite.
Todo vuelve a comenzar.
La vida sigue.