CUMPLEAÑOS DE LOS
GEMELOS
Estábamos mi nieta
y yo sentadas en la cocina jugando con sus bebes Hugo y Marta, acababa de cambiarles los pañales
y me dijo: Abuela hoy es el cumpleaños de ellos y tenemos que hacerles una .Recordé
viejos tiempos de niña en que mi mundo eran mis primero hechas de trapo por mi abuela
Juana, los ojos eran dos bodoques negros y la forma de estos hechos de punto
atrás al igual que las cejas y las pestañas, la boca con hilo rojo, la nariz
dos diminutos puntitos, el pelo cosido con lana negra a la cabeza, y yo le
hacía trenzas iguales a las mías, no le faltaba nada, tenia sabanitas hechas de
punto de cruz para aquella improvisada cunita de la de unos zapatos, con su colchón y almohada
rellenos de un poco de lana cogida del colchón de mi madre, pijama
para dormir y que le ponía cuando nos íbamos a acostar, varios vestiditos y y de
lana hechos por mi madre...
No sabía cómo le
podía hacer esa tarta, miré en la y de
cocina, tenía justo lo que necesitaba, hasta guardadas de otros cumpleaños, así que nos
pusimos manos a la obra, sentamos a Hugo y Marta en el
juntitos para que no se perdieran detalle de su tarta de cumpleaños y ella de
vez en cuando se volvía y les decía: Portaros bien que no os hago la tarta, estaba
graciosa, le puse uno de mis, cuando acabamos parecía la cocina un campo de
batalla, cacharros por
todos los lados, por
el suelo y hasta mi niña y yo teníamos en la puntita de la nariz una poquita
puesta por mi y por ella, parecíamos dos
, luego miraba de vez en cuando por la
puerta del para ver como iba su tarta, eso si, sin
abrir la puerta.
Este fue el
resultado
SHEILA Y SUS GEMELOS
HUGO Y MARTA
El ruido de la puerta despertó a uno de los, miró y vio a la niña como salía de la , pero se alarmó al ver que su abuelita no estaba con ella, nervioso despertó a su compañero que dormía junto a la .
- !Eh!, tu dormilón, despierta que la niña está sola en el jardín y hay que vigilar que no le pase nada.
- ¿Que te ha picado ahora?, preguntó de muy “malas pulgas” al tiempo que se estiraba todo lo que daban de sí sus largas patas.
- No creas que es por darte la lata y no dejarte dormir, es que la niña está sola y tenemos que cuidar de ella, así que en marcha. Conforme se iban acercando un agradable olor hacia que sus hocicos olfatearan algo que presentían que estaría rico, rico
De pronto se detuvieron, oían que la niña hablaba con alguien, agazapados avanzaron lentamente para ver quien estaba con ella, conforme se iban aproximando mas perplejos se quedaban pues solo veían a la niña sentada en el suelo junto a sus, y al lado una que los dos perros al verla empezaron a relamerse, los dos se miraron, uno dijo al otro.
- ! Ni se te ocurra hacer lo que estas pensando, que te la ganas!
- ¿Y tú que sabes lo que yo estoy pensando?, aaaaah, ya... lo sabes porque estas pensando lo mismo que yo, así que vamos a dejarnos de pensar en “zamparnos” la tarta y a vigilar que para eso estamos. Rodearon a la niña para ver con quien hablaba, al otro lado de tarta se encontraban unos que al ver a los perros se asustaron y huyeron hacia un, el mas pequeñito era la primera vez que intentaba subir y no sabia como, en vista de lo cual se fue corriendo y se escondió detrás de una . El olor de la tarta se extendió por todo el jardín, y se corrió la voz de que se celebraba el cumple de los gemelos. Los primeros en llegar fueron unos que se posaron en unos pues temían que si se acercaban demasiado los dos chuchos no los dejarían, después unas que como un ejército disciplinados caminaban hacia tan rico manjar, al llegar, la que iba delante dio el alto y todas quedaron quietas a la espera de nuevas órdenes. Esperando la ocasión también se encontraba el que al ver lo que estaba pasando en el jardín, no se lo quería perder y aprovechando que alguien se olvido de cerrar la también se unió a la fiesta.
De pronto una sombra asustó a los perros, se pusieron en guardia para atacar si era preciso, pero no, solo se trataba de un pequeño , los dos perros se miraron, y uno al otro empezaron a reprocharse cual de los dos había descuidado la puerta.
- A mi no me mires, que yo aunque dormía estaba delante de la puerta y si hubiese entrado me habría despertado. Seguro que entró cuando tú estabas de guardia, pues con tu manía de hacer footing abandonas la vigilancia y entonces aprovecharía para entrar.
La se levantó y dijo: Hoy que es la fiesta de los gemelos, vamos a jugar todos y a ser amiguitos, ya podéis venir que nos comeremos la tarta. Al oír las palabras de la niña, los bajaron del árbol, el chiquitín salio de detrás de la , el se subió en el hombro de Marta, pues aunque parecía que los gatitos estaban tranquilos no se fiaba, sobre todo del mas pequeño que en mas de una ocasión cuando encontraba la puerta de la casa abierta se colaba y tenia que salirse de la y ponerse a salvo; los pájaros empezaron a revolotear y cantar al rededor del grupo, uno de ellos traía una flor en su pico y parándose en la cabeza de la niña la puso en su pelo.
En el interior de la casa la aún medio dormida alargó su mano buscando a la niña, al no palpar el cuerpecito despertó angustiada, al tiempo que la llamaba.
Sheila, cariño donde estas?, iba de una habitación a otra buscándola, llegó a la y por la ventana entreabierta oyó cantar el cumpleaños feliz, no se podía creer lo que estaba viendo, su pequeña reía y reía de ver las “travesuras“ que a cada uno se le ocurría, uno de los pájaros cogió un trozo de tarta y cuando pasaba por encima de un perro lo soltó y le dio en toda la cabeza, el gatito pequeño se había subido en el lomo del dormilón y con sus patitas saltaba sobre su pelo lanudo, y le hacia tantas cosquillas que no se podía aguantar y echaba a correr con el gatito encima que por mucho que corría no lograba quietárselo de encima. Lashabía recibido la orden de ir recogiendo todas las miguitas de la tarta que cayeran en el suelo, y con ellas a cuestas se dirigían al hormiguero pues había que guardar en la despensa toda la comida para que no le faltara durante todo el año. El no pudo esperar a que Sheila le diera su ración de tarta y en un descuido cogió una almendra y con sus dos patitas se la llevó a la boca tratando de rumiarla aunque le costaba trabajo por culpa de una caries que tenía en el diente derecho. El mas tranquilo parecía ser el que estaba observando como cada uno de los invitados tomaban el trozo de tarta que la niña les iba dando, cuando le tocó a él estiró su largó cuello al tiempo que relinchaba con tanta fuerza que asustó a todos huyendo sin saber que había sido ese ruido tan espantoso. El al ver que todos huían aprovecho que la tarta estaba sola y abandonada que de un mordisco se llenó la boca con tan mala suerte que una almendra se le atravesó en la garganta y le dio ganas de estornudar con tanta fuerza que la tarta le salió de la boca y parecía una lluvia de trocitos manchando a cada uno de los invitados; Al mirarse unos a otros empezaron a reír pues era divertido ver como parecían tartitas vivientes.
La Encarna desde la ventana seguía con emoción la fiesta, y como es de “lagrimilla” fácil no pudo evitar que una de ellas se le escapara “mofletes” abajo.
Aquí termina un día de la historia de Sheila y sus gemelos Hugo y Marta. Quizás pasando los años, esta historia se haga realidad cuando la niña se convierta en una hermosa mujer....