MI PRIMER TRAJE DE GITANA
Encarna Laguna Garrido
Era allá por mayo del año 1966, mi madre estaba embarazada de mi hermana, son un poco confusos estos recuerdos, pero quedaron grabados en mi mente y en mi corazón para siempre.Mi abuelo Esteban le dijo a mi madre que quería llevarme ese año a la romería, en su borrica la Cervata que así era como se llamaba y vestida de gitana. Mi madre pensó que como me iba hacer
1966 Romería de Baños de la Encina |
En tan solo dos días me lo hizo. Yo estaba loca de contenta con mi traje de gitanilla, la de veces que iba al dormitorio de mis padres a tocarlo, no le faltaba ningún detalle: las mangas tenían unos volantes preciosos ribeteados con cinta roja y la falda tenía mucho vuelo con muchos volantes también ribeteados y debajo un cancán para dar más aumento.
1967 Feria de Linares |
El día nueve de mayo de aquel año todo eran nervios en mi casa con los preparativos, mi abuelo se levantó muy temprano para preparar a la Cervata su borrica . La aseó, la cepilló hasta sacarle brillo, luego le puso el aparejo y una manta de cuadros roja para que yo fuera a gusto. Recuerdo que alguien le regaló una mosquera para que hasta la burra estrenase algo; y le puso unos claveles enganchados en la cabeza. No parecía la burra que cada día iba con mi abuelo al campo y de mi abuelo no digamos, todo arreglado, con sus botas negras nuevas, su chaquetilla corta y cómo no, su sombrero nuevo de fieltro negro, que sólo se lo ponía en ocasiones especiales. Y yo que por fin me ponía mi traje de gitana, mi madre me hizo un moño, para ponerme la peineta, y en la frente pillado con una horquilla un remolino al estilo de estrellita castro, luego con horquillas me sujetó tres claveles: dos rojos y uno blanco que le dio Luisa la María Manuelas, vecina nuestra de enfrente de casa y Juana la triguera que en todo momento estuvo con mi madre ayudándole a vestirme y Margarita…
Así que muy temprano, con las recomendaciones de mi abuela a mi abuelo ¡que no vallas a beber!
Cuida de ella, a ver si se va a caer de la burra, y un sin fin de cosas más bajamos por la calle Mestanza a la plaza para acompañar a mi virgen de la Encina. Por el camino, hasta la Ermita, luego allí estuvimos todo el día con gente conocida, éramos como una familia, recuerdo que la talega que llevábamos ni la tocamos.
Y llegó la hora del regreso, con nuestra virgen. Había bastantes hombres a caballo y entre ellos,
nosotros. A la entrada, en la cuesta de Juanito Garrido, estaba todo lleno de gente y cuando nos vieron llegar recuerdo que nos hicieron volver a entrar dos veces aquella cuesta, haciendo muchas palmas. Yo estaba asustada, nunca pensé que habría tanta gente para recibir a nuestra Virgen de la Encina.
Y así es como recuerdo mi primer traje de gitana y aquella primera romería.
Romería 2009 |
Que nuestra señora de la Encina, reina de los Bañuscos, vele por nosotros y por las generaciones
venideras.
Un saludo para todos mis paisanos y un recuerdo especial para los que están lejos.