Siento la puerta de hierro alzo la vista y le veo
_Buenos días Encarni.
_Buenos días Luis ¿a dar una vuelta a la casa?
_Si a ver como esta todo ¿ Y Cándido? (Nunca nombro a mi marido por su nombre).
_ Bien, ahí liao con sus caballlos ¿ Y los nietos y los hijos?
_Bien, todos bien ¿ y la niña viene esta semana?
_Si esta semana viene.
_Luego la veo, voy a tomar un café, nos vemos.
_ Vale, ya veré a Rosi, hasta luego Luis.
Siempre era el mismo dialogo, el mismo saludo, Luis mi vecino eventual, por que no vivía durante todo el año en su casa, sus idas y venidas de Baños a Madrid al igual que yo durante veinte años.
Ellos me traían aire, ese aire que tantas veces he añorado, de veinte años muy felices.
Por la noche, ver el farolillo encendido de la entrada de su casa me daba alegría, desde mi ventana se ve la puerta, ya no me sentía tan sola.
La visita de Rosi o yo a su casa a tomar café, charlando como si fuéramos amigas de toda la vida .
Se ha ido cuando llegó el Otoño, una llamada de Rosi para confirmarme el fatal desenlace.
Miro para la puerta y creo que lo voy a ver.
Aun no me lo creo, pero es una realidad.
Esta entrada es para él, campechano, su sencillez, siempre una sonrisa, que traidor es el enemigo que viene y se dueña de ti, hace de tu vida lo que se le antoja y hasta que no logra su objetivo no queda tranquilo, maldito enemigo.
Un abrazo muy grande Rosi, Jose Luis, Raquel, Marcos, Candela, Delia y Oliver. y un siempre recuerdo para nuestro amigo Luis.
