Encarna Laguna Garrido
Dedicado a todos los niños que aún siguen siendo niños , a mis padres Francisco y Antonia , a mi hermana Juani, a mis hijos Juan Francisco y María del Carmen, a mi compañero de penas y alegrías mi marido y en especial a mi nieta Sheila, para que no olvide nunca ese angelito que lleva dentro y le acompañe siempre en la mayor aventura que es la de hacerse mayor .
A todos los niños de Baños de la Encina (Jaén) que un día correteamos y jugamos por el peñón gordo, el cotanillo, el castillo y su alrededores , la plaza, el santo Cristo, los peñones, la llaná, las eras, la calle las chozas, las canteras,etc... Buscando cabezolones, haciendo guerras, juegos miles y mil aventuras que llenaran nuestras mentes .
Eran casi las dos de la madrugada y como cada noche volvía aparecer, no faltaba a su horario nocturno, la primera vez que lo vi me impresionó con sus dos metros largos de alto, envuelto en una especie de sábana blanca con ese resplandor blanco y más cuando había luna llena por eso le pusimos el fantasma de la sábana blanca.
La chiquillería de la calle Mestanza unos en las ventanas y otros en los balcones tampoco faltábamos a nuestra cita, para verlo pasar arrastrando sus pesadas cadenas calle abajo sigiloso sin más ruido que el arrastre antes dicho .
Tan solo una vez una de las vecinas se aventuró a preguntarle quien era y por qué hacia ese paseo nocturno a la misma hora todos los domingos, al lo que se volvió muy lentamente y le dijo.
“Déjame mujer ”
Nadie más volvió a preguntarle ya llevaba casi un año haciendo el mismo recorrido no se sabe de donde salía aparecía simplemente, unas veces venía de los peñones detrás de la calle Mestanza , otras venia de las calle Canteras lo que estaba claro es que procedía de esos entornos.
El plan estaba en nuestra cabeza desde hacía algún tiempo lo difícil era llevarlo a la practica éramos todos niños y ¿como hacíamos para seguirle a esas horas de la noche? por nuestra edad alrededor de los 12 años se supone que deberíamos estar en la cama .
Rafael era el cabecilla, el que tenía todas las ideas más brillantes del grupo, le seguía José Manuel y Pedrín, las niñas Tony,Toñi, Ani y yo lo teníamos más difícil, en aquella época ser mujer y más aún niña era algo complicado a las diez teníamos que estar en casa, ya que aparte de las regañinas solían soltarnos el sermón del tio del saco y por entoces la frase de moda “Que viene el Lute” .
Rafael era el cabecilla, el que tenía todas las ideas más brillantes del grupo, le seguía José Manuel y Pedrín, las niñas Tony,Toñi, Ani y yo lo teníamos más difícil, en aquella época ser mujer y más aún niña era algo complicado a las diez teníamos que estar en casa, ya que aparte de las regañinas solían soltarnos el sermón del tio del saco y por entoces la frase de moda “Que viene el Lute” .
En verano era distinto, como no había colegio todos los vecinos solían salirse a las gradas de la calle Mestanza a tomar el fresco, nos dejaban hasta las una o las dos de la madrugada, así fue como conocimos al fantasma, aparte que los sábados y domingos íbamos al cine de Chivica o al de columpios y como era al aire libre nunca empezaba antes de 22,30 de la noche la primera sesión .
Así que urdimos el plan de ir a la segunda sesión todos juntos un sábado que comenzaba a las 12 y 30 y ¡suerte¡ lo conseguimos las niñas cogimos nuestras rebecas ya que a esas horas refrescaba bastante y nos encaminamos calle arriba camino del cine nuestros padres y abuelos se quedarían charlando en la calle esperando a que acabase el cine ,echaban la película KINKÓN ya íbamos un poco sugestionados por la película y nuestro secreto que al fin lo llevaríamos a cabo.
Entramos al cine pero en el intermedio al ir a comprar las bolsas de pipas, nos saldríamos y seguiríamos al fantasma .
Entramos al cine pero en el intermedio al ir a comprar las bolsas de pipas, nos saldríamos y seguiríamos al fantasma .
Bajamos por el callejón del cotanillo, más miedo aún al estar a oscuras y la entrada medio hundida, bajaríamos por la cuesta de la panadería de cantarero y nos esconderíamos unos detrás de la fuente, otros detrás del kiosco del chinito y del taxis del curro, cuando pasara le seguiríamos a una cierta distancia .
Y así fue como empezamos a seguir al fantasma de las sábana blanca.