Allí viví mis primeros años, los fines de semana, las temporadas de aceituna y cuando empecé el colegio, en las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado, mis vacaciones estivales, hasta los 6 años en que mi abuelo se jubiló, ya veis, me acuerdo más de esas cosas que de lo que hice hace dos semanas
Recuerdo la noria y la borrica Cerbata dando vueltas para sacar agua y cómo disfrutaba yo encima como si de un tío vivo se tratara.
En el huerto que había, mi abuelo Esteban sembraba tomates , lechugas, melones, etc...
Había árboles de todas clases, ciruelos rojos y amarillos, peras sanjuaneras, melocotoneros, granados, coques, naranjas, parra, en verano me encantaba ir con mi abuelo muy temprano, a recoger la fruta en aquellas canastas de mimbre, que él mismo con sus manos, hacía sentado en la puerta del cortijo, bajo el quinino gigantesco que había en la puerta, tenían gallinas, pavos, marranos para ayuda de la economía familiar y siempre tenían algún chiquillo de Baños.
¡Ah! y la yunta de mulos con los que hacía las labores del campo mi abuelo, pues ese era su trabajo cuidar de las olivas.
En verano había una pequeña era detrás del cortijo, allí trillaba mi abuelo los cereales que sembraba y yo como no, con un sombrero de paja dando vueltas y más vueltas para moler el trigo, la avena, etc....Dicen que los primeros años de tu vida te marcan para siempre y yo ni que decir tiene, tuve la infancia más feliz que una niña pueda tener, rodeada de mi familia, querida por todos ya que era la única, eso sí un poco sola ya que mi hermana vino cuando ya iba para los 9 años.
Mi Baños, mi pueblo, tan ligada a él, los casi 20 años que estuve en Madrid lo añoraba, me sentaba en la terraza y veía el carro en el cielo estrellado y me decía
_El mismo que me enseñó mi madre a buscarlo allá en el cortijo, mientras me daba de cenar, sentada al fresquito de la puerta o el que desde la terraza de mi casa allá en la calle Mestanza, también se veía, pero en distinto sitio.
Que infancia tan feliz cargada de bellos recuerdos, me marcaron para siempre el destino de mi vida, humilde, cargada de lealtad y días felices .Mi abuelo decía:
_ Vale más una gota de sangre, que una arroba de amistad"
¡Ay mi abuelo con sus refranes y chascarrillos! cómo le recuerdo siempre alegre, nunca enfadado y tan enamorado de mi abuela Juanica cómo él le decía.
Ya, en los últimos años de su vida, sentado en la puerta de la Margarita, en la grada, enfrente de nuestra casa, siempre leyendo aquellos libros que yo conservo, el periódico "El caso o la revista El ruedo", a los que estaba suscrito, y que mensualmente, le llegaban por correo.
Ya, en los últimos años de su vida, sentado en la puerta de la Margarita, en la grada, enfrente de nuestra casa, siempre leyendo aquellos libros que yo conservo, el periódico "El caso o la revista El ruedo", a los que estaba suscrito, y que mensualmente, le llegaban por correo.
Lo recuerdo con aquellas gafas redondas, a veces con la mirada perdida, quizás recordando cuando era joven, siempre en el campo.
En la época de la hambruna, después de la guerra, le echaba mi abuela 5 o 6 naranjas de talega, para todo el día y él siempre traía 3 una para cada uno de sus hijos, sabía que cuando llegara del trabajo, ellos rebuscaban, ya que había poco para comer, su vida me marcó para siempre.
Él era el que venía conmigo a úbeda, cuando tenía que examinarme en el Colegio de la Sagrada Familia, (SAFA) haciendo trasbordo de la pepa de Mariano en Linares, cogiendo otro autobús para Úbeda.
Cuándo salia estaba rodeado de chicos y chicas contándoles sus ya habituales chistes.
En la época de la hambruna, después de la guerra, le echaba mi abuela 5 o 6 naranjas de talega, para todo el día y él siempre traía 3 una para cada uno de sus hijos, sabía que cuando llegara del trabajo, ellos rebuscaban, ya que había poco para comer, su vida me marcó para siempre.
Él era el que venía conmigo a úbeda, cuando tenía que examinarme en el Colegio de la Sagrada Familia, (SAFA) haciendo trasbordo de la pepa de Mariano en Linares, cogiendo otro autobús para Úbeda.
Cuándo salia estaba rodeado de chicos y chicas contándoles sus ya habituales chistes.
Me contaba que su padre fue a la guerra de Cuba, y vino victorioso de las guerras en las que luchó y por ello, trajo suficiente dinero con el que compró un terreno con olivas, y un diploma en el que le daban título de "Don" en aquella época eso era un lujo que le llamaran "Don Juan" sin tener título noble, ni ser médico o maestro,
Le salvó la vida a un coronel, y éste le dijo.
_ Pídeme lo que quieras, y eso le pidió volver a España con dinero y su diploma.
Él era el más pequeño, tenía una hermana que le llevaba 13 años, eso sí entre ambos hubo más hijos, pero en aquella época la mortalidad infantil hacía estragos en las familias.
Una vez ideó con 9 años su propia muerte, estaba enfermo y fingió que se moría, su madre ya viuda empezó a llamar a las vecinas diciendo.
Una vez ideó con 9 años su propia muerte, estaba enfermo y fingió que se moría, su madre ya viuda empezó a llamar a las vecinas diciendo.
_ ¡Ay que mi Esteban se ha muerto ! Prepararon la mortaja y él con los ojos cerrados, quieto haciéndose el muerto, escuchando llantos, hasta que llegó el médico para confirmar la defunción, éste enseguida se dio cuenta y él, le guiñó un ojo, entonces le dijo a su madre:
Salió corriendo de la mortuoria y su madre detrás con la alpargata, y él diciendo:
_No decías que si me muriera no ibas a llorar.
Tengo tantos recuerdos de él, va por su memoria estas líneas y los recuerdo más bonitos que una nieta le pueda dedicar a su abuelo