Esa no soy yo es otra, es triste y melancólica
nada queda de aquella joven que sonreía
La cara tiene arrugas, el pelo canoso
las manos al rozar mi rostro están frías
los ojos alegres, verdemar
ahora están llorosos casi todo el día
Se me volvieron grises, el tiempo pasó
tan grises y opacos como la vida mía
tan grises y opacos como la vida mía
cuántos golpes y reveses han caído
que yo misma al verme no me conocía
Dime tú, mi reflejo mirándome a los ojos
donde está la adolescente, aquella cría
que con tantas ilusiones, y ternura
cartas y poemas románticos,
que yo misma al verme no me conocía
Dime tú, mi reflejo mirándome a los ojos
donde está la adolescente, aquella cría
que con tantas ilusiones, y ternura
cartas y poemas románticos,
al amor escribía
A un caballero sin armadura
que a caballo entre las olivas me traía
mil sueños en su coraza de acero,
cada noche entre sueños, al rallar el día
Quiero envejecer contigo, vivir juntos
tarde, noche, mañana y día
contarnos nuestros sueños perdidos
recordar cuando nuestros cuerpos ardían
al rozarse nuestras manos, tu mirada
aquella con la que la niña moría
si solo al tocarme me volvías loca
cuando fuese suya
A un caballero sin armadura
que a caballo entre las olivas me traía
mil sueños en su coraza de acero,
cada noche entre sueños, al rallar el día
Quiero envejecer contigo, vivir juntos
tarde, noche, mañana y día
contarnos nuestros sueños perdidos
recordar cuando nuestros cuerpos ardían
al rozarse nuestras manos, tu mirada
aquella con la que la niña moría
si solo al tocarme me volvías loca
cuando fuese suya
¿que pasaría?
Y el tiempo pasó volando
cuarenta años con noches y días
y aquella niña soñadora
sigue soñando que la querían