Que era muy travieso y juguetón
Solo quería jugar y nunca dormir
Su abuela se afanaba en acostarlo
Por no regañarle, cuentos le contaba sin fin
Y él con los ojos como platos, desacía la cama
Quería más cuentos, quería reír
Si al menos tubiera un hermanito
Decía a su abuela el querubín
Jugaría con él, no me aburriría
Que juegue conmigo a cazar ratones
Mariposas por el jardín
Soñar que viene papá y mamá
Y nos darán un beso a él y a mí
Bajarán del cielo en una nube
Por que eso me contaste ¿a que sí?
Que un día se fueron al cielo
Y me dejaron junto a ti
Abuelita, dime cuando ocurrirá
Que ellos vendrán aquí.
Duerme, mi niño duerme
Mi tesoro chiquitín
Que si lo deseas con fuerza
Y cierras los ojos, así
Los veras a los dos a tu lado
Así que ahora a dormir
Dormido quedo el perrito
Soñando que pasaría así
Y en duermevela reía
¿Que soñaría el chiquitín ?
Pues eso mi niña
Te lo cuento yo a ti.
Estaba con sus papis
Juntos los tres al fin
Adornando una cunita
Con algodones de marfil
Lacitos rosas ponían
¿Te imaginas quien iba a venir?
Una perrita linda blanca
Para poder jugar y reir
Que la cigüeña se ha confundido
Y en vez de un perrito chiquitín
Trae en el pico una cestita
Color rosa en vez de añil
Y esta es la historia del perrito
Que solo ya no esta por fin.
Y ahora mi niña cierra los ojos
Que ahora te toca dormir
Sueña con lo que mas desees
Ya veras como también te pasa a ti
Que ese sueño que tienes
Seguro lo vas a conseguir.
Hola amiga, precioso el poema del perrito, como se nota que a ti los animales te gustan, a mi tambien, quien es capaz de hacer daños a un animal lo mismo lo haria a una persona,,,,que me enrollo, que ya sbaes que el bicho se ha ido y tengo mas permiso para salir,,poco a poco iremos mejorando, seguro. Mucha sveces he pasado por tu blog y ni he comentado porque no tenia animos para nada, espero que ahora si.
ResponderEliminarPor el face si que te veo de vez en cuando,entro poco pero entro.
Un abrazo grande para toda la familia.
ResponderEliminarEL SUEÑO DE SHEILA
La niña, tan embobada estaba oyendo a la abuela contarle la historia de aquel perrito, que se le estaban cerrando los ojos, aunque a pesar del sueño se pudo despedir de ella y darle las buenas noches, al tiempo que rezaban juntas el JESUSITO DE MI VIDA….no pudo terminar ya que el sueño la venció, pero si notó el beso que le daba la abuelita. Esta se quedó mirándola unos instantes y salio de la habitación silenciosa para no perturbar el sueño que sin duda estaría viviendo con el perrito del cuento.
Aunque estaba dormida y la abuelita la había arropado, sintió frío, algo estaba tratando de despertarla, abrió los ojos y…la emoción casi le hace caerse de la cama.
No sabia como había llegado, pero junto a ella estaba un perrito, que al verlo casi se le escapa un grito a no ser porque este le tapó la boca con su patita al tiempo que se acostaba al lado de la niña, y uno junto a la otra abrazados le decía que volviera a cerrar los ojos y de la mano la llevaría con él a dar un paseo.
Sheila se abrazó al cuerpecito del perrito como tantas otras veces se había quedado dormida con su perrito de peluche, solo que este era de verdad.
En un instante, Sheila cogida de la patita de “Blanquito”, así se llamaba, ya que su pelo lo tenía completamente blanco, y los dos juntos empezaron a soñar.
No sabía como, pero Blanquito la llevaba entre los pinos caminando pero sin poner los pies en el suelo, Sheila extrañada le pregunto.¿Como podían andar sin andar? No tengas miedo, le contesto, mientras vayamos de la mano no te caerás.
Por allí nunca había ido, con su abuelita había dado muchos paseos por el campo pero nunca fueron por ese lado. En un momento llegaron a un lugar en el que había unas piedras muy grandes, nunca había visto tantas juntas y tan grandes, aquel sitio le parecía muy raro, por lo que le pregunto a Blanquito si él sabia donde estaban, porque ella creía que se habían perdido, el perrito la tranquilizó explicándole que a aquellas piedras tan grandes le llamaban la Piedra Escurridera, y la traía allí porque vivían algunos amiguitos que conoció cuando ella cumplió 3 años.
Sheila al instante recordó aquella inolvidable tarde que pasó en el jardín con todos aquellos animalitos!!! cómo no los iba a recordar !!!, desde aquel día no los había vuelto a ver, por eso cuando Blanquito le dijo que los volvería a ver se puso muy contenta. Se sentaron en unas de las piedras, y blanquito le empezó a explicar que los amiguitos que conocía se habían hecho mayores, y que muchos de ellos ya eran papás.
Llevaba un ratito sentada cuando sintió que algo le subía por las piernas que le hacia cosquillas, ella al verlas se asusto y trató de levantarse, a no ser porque Blanquito, le dijo, no te asustes que aunque tú no las recuerdas son las hormiguitas que estuvieron en tu fiesta de cumpleaños. Sheila no salía de su asombro, al ver como revoloteaban a su alrededor muchos pajaritos, en sus picos traían unas flores, otros ramitos de moras y majoletas, que ofrecieron a la niña como presente, invitándola a que los probara, pues a ellos les gustaban mucho y era su postre favorito.
ResponderEliminarLos siguientes en llegar fueron los gatitos, entre ellos había uno que ella reconoció a aquel pequeñajo que huyendo de los perros se escondió detrás de la maceta ! como había crecido ! ahora era un gato grande y muy guapo tenia el pelo rubio con rayas, que a Sheila le recordaba a Garfield el de los dibujos de la tele, solo que con este podía jugar pues seguía tan juguetón como el día de su cumpleaños, Sheila empezó a reírse pues al verlo se acordó de cuando se subió al lomo de dormilón.
De pronto se asustaron, alguien se acercaba, todos corrieron a esconderse detrás de una de las piedras, solo Blanquito se quedo vigilando por si corrían algún peligro defenderlos, estaba preparado para llegado el momento empezar a ladrar, cuando Sheila se extrañó al oír como se reía al tiempo que les decía: Los que faltaban!!, con estos no habíamos contado. Todos salieron de su escondite, e igualmente se pusieron muy contentos, pues eran los dos perros que guardan la casa de los abuelitos y Dinarama, el caballito, pero ya se había hecho un bonito caballo al que su abuelo cuidaba con mucho cariño.
Estaban todos los amiguitos jugando, Sheila no salía de su asombro de ver como sin pensar se habían podido reunir de nuevo. Jugaban y reían corrían al rededor de las piedras, todos eran felices de verse otra vez.
Ninguno se daba cuenta que ya estaba amaneciendo, solo Blanquito, con pesar, le dijo a Sheila: Tenemos que irnos antes de que se despierten tus abuelos porque si no te ven en la cama se asustaran.
Ninguno quería separarse otra vez, lo habían pasado tan bien que todos se quedaron muy tristes, decidieron que la acompañarían hasta cerca de su casa y así estarían más tiempo juntos.
Ahora si, dijo Blanquito, ya nos tenemos que despedir. Blanquito volvió a coger a Sheila de la mano y empezaron a elevarse en un momento se encontraban en la habitación de la niña, los dos se acostaron Sheila estaba dormida abrazada al perrito, cuando oyó a su abuela que la llamaba. Se asustó al ver que ya no estaba Blanquito, a quien tenia a su lado era a su perrito de peluche.
¿Has dormido bien?, le preguntó, vamos que tenemos que ir a ver a los abuelos. La niña cogida de la mano, al tiempo que le preguntaba: abuelita ¿tu crees en los sueños?, pues claro cariño, ¿porque me lo preguntas?, es que esta noche he tenido un sueño muy bonito y divertido y te lo quiero contar. Buen vamos a desayunar y me lo vas contando, se sentaron en la mesa y Sheila le dijo, abuelita te acuerdas del cuento del perrito que me contaste, es que anoche cuando me dormí.............
Sheila toda emocionada le fue relatando el sueño que había tenido, Encarna se quedo pensativa....ella no le había hablado nunca de la Piedra Escurridera ¿...?
¡¡¡¡Que precioso Chachanica!!!Gracias, Gracias y miles de gracias, por enriquecer mi blogs con tus historias.
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