Al cine de verano, a olor de recién regados cuando entrábamos por la puerta para acomodarnos en nuestros asientos de hierro, sin numerar, se oía el picú en los altavoces que había a ambos lado de la gran pantalla que daba a la calle Desengaño, muy mal por cierto, era la antesala del comienzo, el intermedio y el final de la película.
El suelo era de graba traída de las minas de linares, era un espacio abierto, donde el cielo era precioso lleno de estrellas y luceros en las calurosas noches de verano.
Las películas eran lo de menos, algunas repuestas cada año, casi todas, aunque era lo que menos importaba, el ir con tus amigas, sentarse detrás de tí el chico que te gustaba, o a tu lado , eso sí, con tus amigas de celestinas no muy lejos.
Se iba con una rebeca (chaqueta) por si refrescaba, comprar pipas y hacer cola en el grifo que apegaba donde estaban los periquitos, apegados a las casas de calle Amargura, ésta daba al cotanillo, muchos se iban alí para no pagar entrada, pero había que tener muy buenos pies para subir a lo alto de los bardales y ver de lejos la película.
Estaba el gallinero, si, una parte del cine techado con chapas de uralita y que aprovechaban las parejas para darse sus arrumacos.
Estoy hablando del cine de arriba como se le conocía, porque en Baños de la Encina (Jaén) con menos de 3000 habitantes, en aquellos años finales de los sesenta y mediados de los setenta habían dos, el de Chibica (el de arriba) y el de Columpios (el de abajo), éste era más pequeño y al lado tenía el cine de invierno. A mí me gustaba más. era muy acogedor, tenía asientos de piedra (gradas) y detrás de de éstas ponían parte de las de dentro del cine de invierno.
Al igual que el cine de arriba, tenía periquitos sembrados alrededor de todas las paredes, éstas eran blancas de cal , así como las gradas.
Recuerdo que un año se hicieron la competencia para atraer a más gente, llegando a costar la entrada diez reales (dos pesetas con cincuenta céntimos) cuando lo normal eran seis pesetas cada día y diez los sábados y domingos.
Cuando se tienes entre doce y dieciocho años, todo se ve de color de rosa.
Divina juventud que hace que recuerdes todo con un cariño especial.
Pronto serán las lagrimas de San Lorenzo, entonces no las conocía por ese nombre, solo miraba el cielo para ver si veía una estrella fugaz, pedir un deseo mientras miraba el cine, después las conocí también por Perseidas.
Qué recuerdos me traen mis periquitos de cuando era niña.
Quizás por eso tengo mi patio lleno
Bonitos recuerdos me traen de niñez .
Mi patio se viste de coloridos, se han mezclado las raíces y ha salido nuevos colores.
Sólo tenía amarillos y lilas, ahora tienenp colores caprichosos, que cada día me sorprende.
Cada año en primavera empiezan a salir brotes, algunas plantas sobrepasan los dos metros.
De día permanecen cerrados y conforme va cayendo la tarde comienzan a abrirse.
El agua hace que se ponga erguidos, entonces su aroma se extiende por todos los rincones de mi jardín.
Ahora hay pocas rosas, las calas se secaron, a cambio nacieron las Celestinas y los jazmines.
El verano ya llegó
Que bonita historia...me encanta
ResponderEliminaresas flores lilas y blancas de los periquitos son muy bonitas estas no las tengo, guárdame simiente. por la nocche desprende su aroma
ResponderEliminarmi recuerdo del cine de verano, en la puerta de salida q daba como tu dices a la calle desengaño había dos rosales de pitiminí, blancas y rosas, con un perfume muy agradable, esa era la calle de mis abuelos, recuerdo cuando de niña iba al cine con mis padres haber las películas de manolo escobar se llenaba el cine. que tiempos aquellos.
ResponderEliminarIntentaré guardarlas, pero ya te digo, debe de ser, al mezclarse las raíces. Gracias por comentar 😃
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