Tiene mi Baños una iglesia y un castillo milenario, una Ermita, un Camarín y la virgen de la Encina con su santuario, sierra morena, el Navarmorquín, olivos muchos de ellos centenarios, tambien un molino de viento y un gran pantano, huele a jara, tomillo, romero, sus olores serranos.Este es mi pueblo te invito a visitarlo
martes, 24 de marzo de 2015
EL REFUGIO 11
Ana se frotaba las manos, estaba nerviosa, lo había decidido, ya no podía esperar más, Anita dormía, era de noche y hacia un viento enorme, para hacer honor a aquel dicho de que Marzo ventoso...
_Pero Ana ¿se puede saber qué te pasa? te noto muy rara últimamente.
Se echó a llorar y Rafael empezó a preocuparse, se levantó y la acarició las manos.
_Dime que es lo que tienes ¿estás enferma?
_Rafael te voy a contar todo, no mereces una mentira mas de mí, me has demostrarme tanto cariño que por nada del mundo voy a seguir engañándote y es que ha sido todo un engaño, una farsa pero cuando sepas toda la verdad comprenderás que no tenía otra forma ni salida, ya me ayudaste cuando me quede embarazada, le diste un apellido a mi hija, nos tratas como unas reinas a mi hija y a mí.
_Venga ya Ana, me estas poniendo nervioso con esas declaraciones, de sobra sabes que sois mi mundo, llegaste a mi vida de puntillas y me diste todo lo que un hombre pueda desear, una familia, una hija, sé que no te he podido amar como un hombre físicamente, pero te quiero como a nadie, más bien con amor fraternal, si, como a una hija, pero ya sabes que no te engañé, lo siento si no he podido darte amor de hombre.
_ Es `por eso por tu cariño que no puedo engañarte mas, sé que me la estoy jugando, no sé si me comprenderás, pero cuando escuches mi historia, sabrás que estoy atada de pies y manos, que por nada del mundo quisiera hacerte daño, aunque sé que te lo voy hacer.
_Ven siéntate aquí a mi lado y escucha lo que te voy a contar, después tú decides si me quedo o me voy, pero si de verdad quieres a Anita, no le hagas daño a su padre.
Ana empezó a contarle todo a Rafael, este escuchaba atentamente, toda la historia, Ana lloraba, pero ya sin ese dolor del principio, estaba más tranquila aquella confesión la estaba dejando libre de aquel peso que llevaba encima casi tres años.
Cuando terminó, le preguntó a Rafael que pensaba.
Rafael estaba pálido, su mundo se derrumbaba, por fin sabia quien era el padre de Anita, nunca se habría imaginado esa verdad, hubiera dado parte de su vida, su fortuna por no haber conocido aquella historia, sabía que se había abierto un abismo, donde ya no tendría cabida entre Ana y su hija.
_¿ Y donde esta él ? porque está en el pueblo ¿verdad?
Ana se puso de pie temblaba de pies a la cabeza.
_Si.
_¿ Me vas a dejar ?
_Rafael ahora no podría aunque quisiera, si sale de donde esta no tardarían en detenerlo, encarcelarlo o incluso matarlo.
_Ayúdame, no te merecías este engaño pero dime ¿que podía hacer, si no?
Rafael le daba mil vueltas a la cabeza, pensaba que Ana había tenido un desliz, que nadie reclamaría aquella hija que él había reconocido, que para siempre iban a ser suyas las dos y ahora todo se derrumbaba.
_Ana te voy a ayudar, pero tienes que confiar en mí, dime donde se encuentra.
Ana dudaba en decirle donde se escondía, pero sabía de la tenacidad de Rafael cuando se trataba de conseguir una cosa, lo veía calmado, pero en el fondo, sabía que estaba desecho por dentro.
_Rafael no voy a dejarte nunca Y Anita siempre será tu hija, eso tenlo por seguro, si algún día sale su padre de donde está escondido, si no se lo llevan para matarlo como a muchos otros, entonces le contaré la verdad y seguro que te valorará y te querrá igual, ahora es pequeña, el único padre que conoce eres tu y no comprendería nada, mejor dejarlo así.
_Ana ¿tu lo ves verdad?
_Si Rafael de vez en cuando.
No quiso darle más pistas, aunque confiaba en el cómo se confía en un padre, este no lo era, ante la ley era su marido y con papeles el padre de su hija.
_Tienes que contármelo todo si quieres que te ayude, miraré a ver qué puedo hacer.
Estaba destrozado aún así, el amor que sentía por Anita su hija, era muy grande y no podía hacerle daño quitando de en medio a su padre, ella cuando fuera mayor no se lo perdonaría y él, el estaba ya rozando el umbral de los setenta años y poco le quedaba de su maltrecha vida, sus heridas de guerra, su mutilación, iban haciendo mella.
_Rafael aun hay otra cosa que quiero que sepas.
_Si he dado este paso es porque algo grande me está pasando, voy a ser de nuevo madre.
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