Prepararon todo entre sus hermanas, ella y su madre, el ajuar que
había ido bordando,con mucha ilusión para en un día compartir con Juan,
se fue sacando de los viejos baúles, lavando y planchando, Juan estaba
triste, malhumorado, ese cariño y ternura que al saber que iba a ser
padre le había cambiado el carácter,
ahora se tornaba en agresividad, no quería ver a Ana, pero se
preguntaba que podría hacer estando en la situación de busca con pena de
muerte.
Los días de la boda se iba acercando y él se consumía de celos,
de impotencia, solo le pidió una cosa, verla vestida de novia y ella se
lo prometió, en la madrugada previa a la boda cuando todos dormían
cogió su vestido y velo, bajó a refugio, allí se lo puso delante de él,
Juan lloraba mientras la abrazaba, su niña, su novia, su hijo iban a ser
de otro, sabia que no se podría entregar a él, pero la sola idea de
imaginarla del brazo de otro camino a la Iglesia, compartiendo
su cama, sus caricias, y sus besos? lo ponían mal, ella se entregó a él
como nunca lo había hecho, pasaron casi toda la noche juntos y al oír
las voces de su madre muy temprano, recogió todo, besó en la frente a
Juan que dormía y en camisón subió aquellas escaleras que daban al
dormitorio de su madre.
Juan en el refugio sentía todos los
preparativos, las voces de alegría de las hermanas de ella, cómo iban
llegando gente, en el pueblo no se hablaba de otra cosa que fuera la
boda de Don Rafael con Ana, la chica que iba a limpiar su casa, había
conversaciones para todos los gustos, que si ella lo había embaucado,
que si él se había encaprichado de ella desde el primer día, incluso
alguna lenguas viperinas que estaba esperando un hijo suyo.
Estaba
preciosa vestida de blanco, el velo le tapaba la cara y las lágrimas
caían por su mejilla, abajo, justo debajo también lloraba Juan, estuvo
dos veces en el último peldaño de la escalera, para gritar que se
detuviera todo, que era su novia y por supuesto el hijo que esperaba de
él, pero la promesa de la noche anterior a ella le contuvo por dos
veces, no sabría cuando la volvería a ver, y eso le enrabiaba mas aún,
ella se iría a vivir a casa de Don Rafael y ya no bajaría a verle cada
noche, como dormía en el dormitorio de su madre y en la misma cama, por las noches con la complicidad de su madre, estaban casi
siempre juntos y ahora que pasaría?.
Fue una boda en la que no
faltaba de nada, Don Rafael se preocupó de hasta el mas mínimo detalle,
flores para la Iglesia, un banquete por todo lo alto, y un traje de
novia que encargó a una modista sin escatimar en tela y adornos, a el también le hicieron un traje elegante, era su boda, una boda fictica,
todo apariencia, pero era lo que siempre había añorado, una mujer, un
hijo todo cuanto quería conseguir y sabia que nunca tendría, Ana se lo
iba a dar todo a cambio de un apellido a su hijo, en el fondo daba las
gracias a Dios por que aquel mozo del que no sabia nada, no hubiera
querido hacerse cargo de ella y su hijo, es verdad que se preguntaba
quien sería el desgraciado que le podía hacer eso a una criatura
angelical como Ana, pero a esas altura nada le importaba
ya, en unos minutos ella llegaría a la Iglesia, Ana le daría el "SI
QUIERO" y seria su mujer, de nadie mas, por que aunque sabía que el no
podría hacerle nunca el amor, la tendría cada noche entre sus brazos...
Unos minutos mas y todo sería como el había soñado.
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