HABÍA UNA VEZ UN CIRCO

 

Un respiro en esta larga ya pandemia, ha sido una tarde maravillosa, donde por hora y media, me volví niña, aquélla que los sábados esperaba por la tarde, pegada a la televisión aquel saludo de los payasos de la tele, el blanco y negro de aquella época, hoy se convirtió en color y evoqué mi infancia, donde junto a mis abuelos maternos Esteban y Juana, mis padres y mi hermana disfrutábamos  de circo sin salir de casa.

Aún recuerdo, que mi padre compró un plástico de colores que puso en la pantalla de la televisión Telefunken, para ver en color, aquel maravilloso mundo del circo.

Siempre os recordaré con cariño

Gabi, Fofó, Miliki y Fofito.

¿CÓMO ESTÁN USTEDES?

Rodi Aragón, continúa con la saga de la familia, que desde el siglo 19 ha perdurado a través de tres siglos, casi nada.

Éste piloto de aviones, colgó su traje, para convertirse en payaso, y con mucho orgullo ha lucido el traje que era de su padre Fofó.

Hemos coreado mi nieta y yo todas las canciones que ya de niña cantaba y que la generación del siglo XXI, las siguen cantando

Mi nieta no perdía detalle de todas las atracciones, cómo ha disfrutado, y yo, yo más aún de verla a ella feliz, no sé si recordará la visita por primera vez a un circo, pero esta entrada de mi blog, servirá para que se conserve en su memoria, aquella tarde de juegos de magia, malabares , acróbatas y sobretodo payasos.

No perdía detalle de todo cuanto a escasos metros ocurría en la pista. Y su cara de asombro.

Espadas que atravesaban cajas donde había una linda muchacha, que desaparecía y luego volvía a aparecer.

Malabarista que hacía las delicias de los más pequeños y no tan pequeños.

Todos ellos han hecho las delicias de todos los que estábamos allí presentes, con todas las medidas de seguridad, debido al covid.

Me ha gustado mucho, y más porque no había animales enjaulados, era todo fantasía, ilusión y mucho cariño hacia  los allí presentes, por parte de todos los artistas, ha participado el público, en la pista, nos habéis hecho soñar.

Hasta siempre circo.

Gracias a la familia Arangón, por hacer soñar a los niños, hacerles cantar sus canciones, y que siga así, vivo para las generaciones venideras.